09 marzo 2010

Excusa

Si te dijera
que todas las veces
en las que he rogado
por esos minutos extras
donde la ropa sigue ahí
entre los escombros
del tumultuoso amor
ese desecho espacio triste
donde nos ahogamos
es solo para verte
pasear tu silueta generosa
entre los muebles
buscando tu ropa interior
como si el reloj apremiara
y el tiempo se extinguiera
como el cigarro que aun
aguarda en su caja
correr la misma fortuna
que mi cuerpo

Y me miras
con indiferencia
como queriendo prohibirte
sucumbir una vez más
a la inefable tarea de amar
y jugar muy bien tu papel
de mujerzuela vulnerable
como si fuera pecado
desdoblar los minutos
en el seno entre tus piernas
aun sabiendo que hace horas
las calles están vacías
viéndote obligada a ceder
escombros sobre escombros
y en el epicentro estas tú
exhibiéndote desnuda
contemplada por las olas
que traen tus pieles heladas
empapadas en sudor
resignándome a verte partir
en un alba prematura
a que vuelvas con tu fuerza
y tu clásica vehemencia
a arrasar con las realidades
y soñarnos entre las sábanas

2 comentarios:

Rogelio dijo...

Casi veintiocho días después de que escribí esto, ocurrió todo tal cual: Yo viendo tu cuerpo tapándose de a poco por esas ropas censoras, viéndote una vez más, (y con la sensación del parasiempre), darme la espalda tras la despedida y quedar con esa sensación, casi ridícula, de felicidad; de saber que te veré pronto (como si el tiempo instantáneamente se doblara), detenido en la ilusoria idea de que tengo un vinculo contigo, al parecer tan efímero como esa ultima noche.

Son las vueltas a casa, es esa plazuela, Chico Buarque, la ventana de tu pieza, es la micro en la mañana, es la idea de que en algún momento nos toparemos de nuevo y no sé si saludarte o matarte con el poco amor que dejaste después de que te fuiste.

Ahora hablas con otro, que es muy distinto a mi, que te cautivó con lo que no tengo y que siempre quisiste, alguien con el que compartirás sábanas y que sé que no te verá llorar ¡Qué se yo! A lo mejor él verá todo eso que me tomó diez años, en quizas unos meses y para ese momento ni recordarás mi cara.

Uno, desde lejos, ve las cosas distorsionadas ¿Y qué tiene? esto es una divagación sobre mis propias inseguridades y mis dolores por no poder tocar tu vista frente a frente mientras nos respiramos a media luz; eso es algo distorsionado también.

Libertad dijo...

En la vida, todo tiene su final está claro... creo que te lo dije, por el más directo de los mensajes, mientras necesites un hombre, acá hay dos. Duele, se que duele, yo también lo vi partir, ¿Y sabes? Hoy veo como vuelve a decirme que pare de ser tan linda, que pare de ser tan única, y lo miro, con los mismos ojos ilusionados, y me regalo en una mirada, y al intentar estrechar nuestros cuerpos, me caigo. Y quizás ella no vuelva, pero ambos sabemos que ha valido la pena, porque las risas entre esas sábanas no se pagan ni con las lágrimas que derramas al imaginarla entre otros cobertores.

Un abrazo.